Cuando el entorno económico es inestable, las organizaciones suelen tomar medidas al respecto, para evitar posibles crisis o efectos negativos en la empresa. Ese estrés del entorno y al que está sometida la empresa, también lo sienten los colaboradores, quienes en ese ambiente de incertidumbre deben rendir y ser proactivos.
Por eso y para lograr concentrarse en sacar adelante las metas individuales y de equipo, es importante focalizarse y navegar en la incertidumbre a través de estrategias útiles como la autoconfianza, la flexibilidad y la adaptación al cambio; que son competencias clave en períodos como estos. Importante también es reorganizar los objetivos y hacer ajustes en el plan de trabajo. También cultivar las buenas relaciones profesionales para que los conflictos no obstaculicen nuestro desempeño y poder trabajar en calma.
Paz Vial, Socia de Óptima Consultores, afirma que este tipo de situaciones, si bien son complejas, nos entregan aprendizajes muy valiosos, ya que aprendemos a optimizar el tiempo, ser eficientes y flexibles en nuestro rol. Aprovechar estas instancias para fomentar ambientes de trabajo que potencien la adaptación al cambio, la proactividad e innovación es valioso. Las personas que logran sobreponerse a los obstáculos y las crisis, desarrollan mayor tolerancia a la frustración que suma a su resiliencia, otra virtud clave en el mundo laboral. En entornos complejos y cambiantes, la actitud resiliente, que no se desanima ante las dificultades y vuelve a emprender, potencia equipos con mayor autoconfianza y sentido de logro.