Esta palabra se puso de moda. Así es. Un gerente que no logra ejercer a cabalidad su rol, le ponemos un coach. Los jóvenes que no están claros respecto a su futuro. Los enviamos a coaching. Si nos quedamos sin trabajo y queremos reinventarnos, hacemos coaching laboral. En fin, parece ser la panacea del S.XXI el contar con el apoyo de un “orientador laboral”.
Quienes nos dedicamos a la psicología laboral por más de 2 décadas, hemos visto una transformación del mundo del trabajo muy profunda. Los paradigmas del mercado laboral han sido modificados y los atributos que en el pasado eran atractivos, hoy han pasado a ser una debilidad.
Hoy la palabra clave es “empleabilidad”, que se refiere al grado de atractivo del propio perfil, para un empleo o función. Implica el reconocimiento de las competencias propias que son un valor para el mercado laboral. Esto ha fortalecido la idea, al igual que en el mundo del deporte, de que el “pase” del trabajador, es administrado por sí mismo y no está ya en poder de la institución a la que pertenece.
Por ello pasaron de moda las complicadas planificaciones de desarrollo de carrera de las grandes corporaciones, ya que no contemplaban los objetivos personales de sus colaboradores, sino más bien asumían un compromiso total con las necesidades de la compañía y la disponibilidad de los trabajadores para satisfacerlas con su desempeño. Hoy no es posible realizar una proyección más allá de 1 ó 2 años de los colaboradores, ya que cambian con frecuencia de trabajo y toda planificación futura puede quedar obsoleta.
Ello genera una necesidad muy importante de lograr un conocimiento profundo de las propias potencialidades, recursos y capacidades, para poner a disposición del mercado. Dicho de otra manera, hoy soy yo mismo quien puedo lograr el gerenciamiento de mi futuro laboral y por ello, el contar con claridad acerca del perfil profesional es un factor determinante al enfrentar los desafíos que propone el entorno.
Desde ahí, que el acompañamiento de un coach, entendido como un facilitador que ayuda a reconocer las fortalezas y acompaña en el desarrollo personal, por medio del descubrimiento de las propias potencialidades, se vuelve un elemento importante al enfrentar el complejo mundo de las relaciones laborales. Hoy día, la competencia se ha vuelto fuerte y los líderes están siendo muy exigidos por los resultados, perdiendo su rol de mentores de la organización. Por ello, esta función, que por siempre fue la de la gerencia, hoy se ha delegado al coach, que apoya y mentorea el desarrollo de habilidades blandas, requeridas para una efectiva adaptación y desempeño eficaz en el mundo del trabajo.
Paz Vial L.
Gerente Consultor – OPTIMA Consulting