En una era gobernada por internet, las redes sociales y los videojuegos, nace una propuesta educacional divergente que se enfoca en aprender sin pantallas. Utilizando recursos tan potentes como la naturaleza y el entorno de bosques y humedales, potencian al máximo la creatividad y el aprendizaje, buscando que los niños se formen con amplias herramientas académicas y cognitivas, logrando un equilibrio para que crezcan felices.
Denise Arnolds (Fundadora y Coordinadora Académica del colegio El Parque) y Josefina Larraín (Fundadora y Coordinadora Departamento Social Needs del colegio) vieron que hacía falta una propuesta educacional sólida que cumpliera expectativas en la zona de Maitencillo. Luego de trabajar más de una década en colegios emblemáticos de Santiago como el Grange y el Everest, e instalarse post pandemia en la playa; se embarcaron en este proyecto de querer ofrecer una educación de excelencia académica, con inglés y con aprendizaje ligado al entorno. Un conjunto de propuestas nuevas que en el sector no existían. “Limpiamos el humedal, en ciencias vamos con lupa a ver insectos y definimos y categorizamos la flora nativa,” explican las fundadoras. “En las clases de arte se utilizan los diferentes elementos naturales que el espacio nos brinda. Salimos de paseo a hacer trekking, observamos ranas, yecos, queltehues, loicas; en definitiva, queremos que nuestros niños se cautiven por este lugar maravilloso que nos rodea. El entorno se volvió un nuevo espacio de aprendizaje”, explican las fundadoras.
Malla Curricular integral
El colegio se basa en metodologías activas. Esto significa que incorporan diferentes corrientes pedagógicas que les hacen sentido en el “cómo” se enseña. “Realizamos centros de aprendizaje donde la profesora va intensificando el proceso enseñanza aprendizaje y ve con claridad el cumplimiento de los objetivos. De esta manera, el registro por alumno es intenso y se sabe con exactitud el camino recorrido de cada uno”, cuenta Denise.
“Una educación personalizada procurará siempre que cada estudiante desarrolle al máximo sus aptitudes, forme su criterio propio y alcance el nivel de madurez personal y los conocimientos necesarios para actuar responsable y rectamente”, explica Josefina. Y complementa: “Elegimos a profesores que sean amantes de la educación, que quieran ser un aporte a la comuna y que les haga sentido este proyecto, porque creemos fervientemente que ellas son protagonistas de esto ya que deben procurar ayudar a los niños a desarrollar sus aptitudes y virtudes, estimulando su capacidad de trabajo y ayudándoles a crecer en libertad”, señalan.
En la malla curricular, que se alinea con el modelo tradicional de educación, está el sistema Jolly Phonics, que se imparte diariamente y de manera lúdica, ya que creen que sólo un par de horas a la semana no es suficiente para realmente aprender inglés. Además, utilizan el método Singapur para enseñar matemáticas, cuya aplicación se fundamenta en los buenos resultados académicos que ha obtenido este método en pruebas globales como la prueba PISA (2015).
El compromiso es fuerte y de largo plazo. Tanto Denise como Josefina anhelan formar niños con bases sólidas para la vida. “Queremos formar a personas libres, con capacidad para asumir lo que se les vaya presentando y conscientes de su responsabilidad de desarrollar al máximo sus posibilidades”.
Propuestas como éstas destacan dentro del mundo educacional, haciendo de los niños el centro y buscando en los recursos disponibles, medios que fomentan el aprendizaje activo y significativo. Probablemente son estrategias útiles que potenciarán un cambio en la educación del siglo XXI, hacia fórmulas más efectivas para cautivar a los estudiantes y desarrollar al máximo sus potencialidades.